Page 148 - LUGARES FANTASTICOS
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poca importancia a dicha situación; en cambio, se conmovió casi
hasta las lágrimas cuando volvió a ver a su bailarina, mas no lloró
porque era un soldado y debía guardar la compostura.
El niño levantó la tapa de la caja de sorpresa, para divertirse una
vez más con la súbita salida del duende de colores. Éste, envidioso
por la excesiva atención que le brindaban al soldadito, aprovechó
el salto para susurrarle algo al oído; entonces el pequeño, sin
razón aparente, tomó al soldadito y lo arrojó a la chimenea. Las
llamas lo envolvieron y el calor le hizo perder los brillantes colores
de su uniforme.
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