Page 103 - FANTASTICOS SUENOS
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El gigante vió la oportunidad de ganar dinero y se lo llevó, junto
con la niña, por los pueblos para exhibirlo. Ganaba bien, pero nunca
imaginó que la fortuna le sonreiría tanto. Debido a la fama de la
miniatura, el Rey consiguió a Grildrig a cambio de miles de monedas
de oro, con la única condición de que Glumdalclitch se quedara en el
palacio acompañándolo.
Grildrig tenía muchas comodidades porque le
construyeron una casa especial, pero seguía siendo
motivo de burla por parte de los reyes y hasta de los
bufones de la corte. Debió enfrentarse a un mono y a
unas avispas para entretener al Rey y sus súbditos.
Guardó los aguijones de las avispas porque él mismo
tenía que hacer sus utensilios, incluso fabricó un
cepillo con pelos de la barba del soberano. La
única que lo cuidaba y le hablaba con dulzura era
Glumdalclitch.
—Iremos de paseo a la playa con los reyes —
anunció un día la niña—. Llevaremos tu casa
para que estés cómodo.
Grildrig se emocionó con la noticia.
Algo se le ocurriría para recobrar su
libertad.
Por la tarde, mientras
Glumdalclitch jugaba, la casita de
Grildrig, que yacía en la arena,
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