Page 189 - T3-Escribir
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8. Cómo correGIr un escrito
Ejercicios sobre el uso de la interrogación y exclamación. Marque los signos de interrogación y ex-
clamación según corresponda:
Qué calor
En qué fecha vence el pagaré
Qué le pasó por qué está disgustado en qué puedo ayudarlo.
Coloque comas, dos puntos, signos de interrogación o cualquier otro signo de puntuación donde
sea necesario:
En su último viaje el primer ministro visitó los siguientes países Italia Francia Inglaterra España
Suecia y Alemania
Los útiles escolares de Luisito consistían en una mochila una caja de lápices una docena de cua-
dernos y seis libros.
Desde el cielo es cierto las cosas se ven diferentes.
Excelentísimo señor presidente respetuosamente nos permitimos hacer de su conocimiento...
Oye Toni no es cierto que mañana hay examen?
El río Nilo el más largo del mundo irriga extensos valles en Egipto
Para la fiesta de despedida llevaremos carne plátanos bebidas dulces y regalos
De acuerdo con el sentido de la coherencia y la cohesión de un escrito, organice y ordene los si-
guientes trozos de este texto:
Cuando después de deambular a nuestro antojo por los jardines del parque tomamos asiento
en uno de los bancos. Votino echó una mirada de indiferencia a otro chiquillo que se encontraba
sentado junto a nosotros, mientras un hombre, seguramente su padre, se hallaba un poco alejado
paseando lentamente arriba y abajo mientras leía el periódico.
Son de auténtico charol. Mi madre los compró en la mejor zapatería de la ciudad.
Votino, cuya vanidad y admiración de sí mismo son infinitas, no pudo por menos que llamar
la atención del niño que se hallaba a su lado, preguntándole sin más ni más:
Ayer fui a pasear por el parque en compañía de Votino. Cuando íbamos por la calle sorpren-
dimos a Estardo parado delante del escaparate de una librería. Nos hizo mucha gracia porque
Estardo es capaz de estudiar hasta por la calle, como de costumbre. Votino iba muy bien vestido
y acicalado. Zapatos brillantes, traje de fina tela, reloj y sombrero. ¿Quién iba a decirle que su
gran vanidad iba a sufrir una ejemplar lección?
¿Qué te parecen más zapatos? ¿Te gustan, verdad? Pero el otro niño siguió mirando frente a
sí, con la misma actitud abstraída sin responderle; lo mismo que si le ignorara. Votino prosiguió.
Edmundo De Amicis, “Vanidad” del libro Corazón
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