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ESTADO DE BIENESTAR
Para saber más…
El inconsciente colectivo
Los criterios del bienestar
Si reunimos en una mesa a algunas perso-
nas y les pedimos que escriban lo que cada
quien necesita para afirmar que han alcan-
zado en su vida el bienestar al que aspiran,
seguramente encontraríamos importantes
diferencias en la elección que cada una hi-
ciera de lo que le parece necesario para
sentirse satisfecha. Cada individuo está dis-
puesto a sacrificar algunas cuestiones para
privilegiar otras en otras áreas que pueden
ser de su interés.
Un panorama diferente encontraríamos
si al mismo grupo preguntáramos acerca
de las necesidades que consideran indispen-
sables satisfacer para ellos y sus familias.
Seguramente los encuestados coincidirían
en hablar de salud, alimentación, vestido y
habitación. Si continuáramos el experimen-
to y preguntáramos a cada participante
cómo gastaría una pequeña suma adicional,
una vez cubiertas las necesidades básicas,
empezaríamos a encontrar diferencias.
Mientras mayores sean los recursos, la
diversidad de las elecciones de gasto será
también mayor. A la rama de la economía
que estudia, para las sociedades, los mo-
delos que guían estos criterios de elección
se le conoce como economía del bienestar.
Algunos críticos de esta disciplina seña-
lan que es puramente teórica pues, según
ellos, es imposible obtener en el ámbito
social un acuerdo o elección que vaya más
allá de las condiciones mínimas de bienes-
tar. Alguna razón deben tener, pues hemos
podido leer noticias de alguna sociedad rica
en la que se discute si algunos recursos es-
tán mejor empleados en hacer crecer las
colecciones de las bibliotecas públicas o en
subsidiar operaciones de cirugía plástica
para los integrantes de la comunidad.
Esto nos lleva a considerar también los
ataques que se hacen a la intervención del
Estado como proveedor o garante del bienes-
tar. Algunos opinan que si un individuo no
es capaz de proveerse a sí mismo de una
mejor calidad de vida no hay ninguna razón
para pensar que la sociedad pueda ser ca-
paz de hacerlo, a menos que se disminuya
para ello la calidad de vida de otro. ¿Tú qué
opinas?
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