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EMPRENDER ACCIONES
LA SOCIEDAD
Manos a la obra
Se dice con frecuencia, y probablemente con mucha razón, que cuando experimenta-
mos por primera vez alguna circunstancia conocemos sentimientos que seguramen-
te marcarán la forma en la que después abordemos situaciones similares. El trabajo
no es la excepción aunque, a diferencia de un viaje u otro evento que no sucede a
menudo, las distintas experiencias por las que atravesamos durante largos periodos
en nuestra actividad profesional terminan por moldear nuestras actitudes, y es pro-
bable que pasado algún tiempo olvidemos algunas de las impresiones que tuvimos al
iniciar nuestra vida laboral. Con base en las preguntas que siguen, te invitamos a que
en algún momento de tranquilidad recuerdes las emociones a las que te enfrentaste
cuando obtuviste tu primer trabajo:
1. ¿Recuerdas cómo obtuviste tu primer trabajo? ¿Quién te puso en contacto con la
institución o persona con la que empezaste a laborar? ¿Qué pensaste de quien te
recomendó el empleo?
2. Seguramente debiste asistir a una entrevista. ¿Qué pensabas cuando te dirigías
hacia ese lugar? ¿Cómo te sentías? ¿Fueron especiales para la ocasión tu arreglo y
vestimenta?
3. ¿Cómo transcurrió esa entrevista? ¿Hubo algo que llamara especialmente tu
atención? ¿Qué pensabas cuando terminó? ¿Cómo percibiste a la persona que
te entrevistó?
4. ¿Qué reacción tuviste al saber que habías obtenido el empleo? ¿A quién se lo co-
municaste primero? ¿Qué pensaste de ti mismo al saber que estarías empleado?
5. ¿Cómo fueron tus primeros días de trabajo? ¿Qué planes hiciste en esos días?
¿Quién fue el primer compañero con el que conversaste? ¿Recuerdas el motivo de
la conversación?
6. ¿Cómo te sentiste al cobrar el fruto de tu trabajo por primera vez? ¿En qué usaste
tu primer sueldo?
7. Por último: ¿Cuántos de esos sentimientos, nuevos entonces, conservas ahora?
¿Cuáles has perdido? ¿Cómo crees que puedas recuperar el entusiasmo de tu
primer trabajo?
108 Desarrollo Integral