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EL APOYO DE UNA INSTITUCIÓN
Más allá de lo evidente
Desarrollar una actividad profesional dentro de una institución
hace que el individuo adquiera beneficios que están más allá de
lo que tenemos siempre a primera vista: salario y prestaciones.
Hemos hablado acerca de algunos de estos beneficios a lo largo
de las lecturas de esta colección, aunque ahora los mencionare-
mos en conjunto:
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Modelo de organización
La primera vez que unimos nuestro esfuerzo al de una institu-
ción, observamos la manera en la que las tareas se dividen, la
forma en que se dirigen las labores y en que la comunicación
fluye, así como los mecanismos que se ponen en marcha para
que las organizaciones obtengan resultados. Este conocimien-
to nos da la experiencia necesaria para movernos en otras insti-
tuciones con las que tenemos que estar en contacto, y obtener
una base de comparación para el momento en el que deseamos
cambiar de institución, o crear una propia.
Sistemas, métodos y procedimientos
Contribuye aportando a nuestra formación también enseñán-
donos el cómo y el cuándo se hacen las cosas para conseguir el
éxito que sus fines proponen. El simple establecimiento y me-
dición del logro de objetivos, y la forma en la que se programan
y desarrollan las tareas que a ello se encaminan, constituyen los
fundamentos sobre los que nuestro raciocinio construirá nues-
tros propios criterios acerca de las formas en las que podemos
acrecentar los triunfos en nuestra actividad profesional.
Compartir una cultura
Al hablar de cultura organizacional, señalábamos la importancia
que tiene el compartir los principios y reglas —escritos o no escri-
tos— que tiene cada organización, la influencia que ejercen estas
condicionantes en el individuo, y cómo cada persona, a su vez,
contribuye a definir también la cultura en la que está inmersa.
Raciocinio: Facultad de
usar la razón para conocer
y juzgar.
Condicionante: Que deter-
mina o condiciona.
Nadie puede llegar a la cima ar-
mado sólo de talento. Dios da
el talento; el trabajo transfor-
ma el talento en genio.
Anna Pavlova (1881-1931),
bailarina rusa.
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