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SABER PEDIR, SABER DAR
Reflexiona:
Identificar el estilo que utilizas cuando pides algo puede traer-
te múltiples beneficios. Una solicitud puede ser honesta, válida
y justa, pero de todos modos necesita ser transmitida de forma
correcta.
Piensa en cómo a veces puedes caer en la hostilidad o sonar
agresivo, o en lo fácil que puede ser pasar de pedir, de hacer
una solicitud, a iniciar una lista de reproches. Qué diferente es
cuando eres preciso y claro, y manifiestas con lógica y razón la
necesidad que sustenta tu petición.
Nuestro aprendizaje cultural vincula el pedir ayuda con algu-
nas creencias negativas. Pedir puede ser señal de incompeten-
cia, de flaqueza, de impotencia. Bajo estas condiciones, una so-
licitud incomoda tanto a quien tiene que hacerla como a
quien se dirige.
Pedir, recibir y otorgar ayuda adecuadamen-
te requiere de todo un aprendizaje, de una
educación en el ejercicio de la voluntad y
autonomía, de la solidaridad con los que
requieren algo, y de seguridad individual,
para recibir aquello que necesitemos.
Pedir, aun a nosotros mismos, es dar for-
ma a lo que deseamos. En el solicitar se
encuentra aquello que dirige nuestras
emociones: cumplir nuestro deseo.
Pedir y dar, saber pedir y saber
dar, no aseguran por sí mismos
un apoyo eficaz para alcanzar
nuestros deseos. Pero no los obten-
drá de ninguna manera aquel que
calla.
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