Page 34 - CUADERNO-4
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–¿Dos cualidades? No entiendo a qué te refieres –le dijo el
joven, intrigado.
–¡Sí! A partir de ahora tendrás una visión tan aguda como
la mía y tanta fuerza como estas dos alas. Nadie podrá
vencerte y te aseguro que llegará un día en que te llamarán
“águila” como a mí.
El cazador pensó que era un trato fantástico y, ciertamente,
el águila parecía desconsolada y arrepentida de verdad. En
lo más hondo de su corazón sintió que tenía que darle una
nueva oportunidad porque al fin y al cabo, en esta vida todos
cometemos errores alguna vez. Sin pensarlo más, levantó
sus manos callosas y entregó la pequeña cría a su amorosa
mamá.
Pasaron varias primaveras y la promesa del águila se cumplió.
El muchacho se convirtió en un hombre muy hábil y más
fuerte de lo normal, capaz de cazar animales gigantescos
y de participar en la defensa de su ciudad cada vez que
entraban enemigos ¡Un auténtico héroe al que todos los
vecinos querían y admiraban!
También pasó el tiempo para el pequeño aguilucho, que
jamás olvidó quién le había salvado la vida cuando era
chiquitín. Como era de esperar creció muchísimo, y cuando
se transformó en un águila grande y hermosa, decidió no
separarse nunca de su amigo el cazador. Siempre a su lado,
lo protegía día y noche desde las alturas como un perro
guardián que vela por su amo a todas horas.
La fama del cazador y de su ave protectora se hizo tan
grande que toda la gente empezó a llamarle “el hijo del
águila”, y a la tierra donde vivía, Albania, que significa
“tierra de las águilas”.
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