Page 146 - CUADERNO-1
P. 146
Molestos, los ratones sirvientes se fueron
marchando, hasta que no quedó ninguno.
–Ahora te tocará hacer las cosas por
ti misma– dijo la reina ratona.
–¡De ninguna manera! Encontraré nuevos
sirvientes –respondió orgullosa.
Y se marchó a buscarlos. Al acercarse
a las zonas habitadas por humanos
descubrió carteles avisando del peligro.
–Soy la princesa: hago lo que quiero,
cuando quiero y como quiero. No
pienso hacer caso a nadie. Y menos
a unos carteles –dijo a sí misma.
Finalmente, llegó a la salida de la ratonera
y se encontró en la habitación de la princesa
humana, que dormía la siesta. Yonohago
se puso muy contenta al ver a la niña.
–¡Este animal tan grande será un sirviente
estupendo! ¡Venga, despierta, que tengo hambre!
La princesa humana, por supuesto, ni siquiera
oía a alguien tan pequeño. La ratoncita,
impaciente, trepó hasta la cara de la niña:
144