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Una visión
Una visión
de esperanza de esperanza
El agricultor no se desespera
porque confía y conoce los ritmos
de la naturaleza; él es un maestro
de la paciencia. ¿También tú
sabes esperar mientras pasan
el lánguido otoño y el crudo
invierno? ¿Sigues creyendo en
las vicisitudes? En la vida hay
pausas, en apariencia negativas,
pero son ellas las que dejan las
grandes lecciones. Una fe firme
te saca de la inercia y te permite
avanzar con cautela en medio
de arenas movedizas.
No es fácil esperar en días fatigosos,
pero los que creen salen adelante y
crecen en las desventuras. Ellas no
aparecen en la vida como castigos, son
vivencias de purificación y crecimien-
to interior. Por eso, hay que esperar
en los tiempos dramáticos y, un día,
los enigmas se borran y se recuperan
los ánimos. Tarde o temprano la espe-
ranza vence las insidias del miedo y el
desánimo, tarde o temprano sales ade-
lante si esperas.
LA ESPERANZA
Alejandro Magno tuvo serias fallas,
pero también cultivó virtudes como su
generosidad ilimitada. Antes de em-
prender su expedición asiática repartió
sus riquezas entre sus generales y un
gran amigo le preguntó: –¿Y para ti
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