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8Cambio personAL
Cambio personAL
Se cuenta que
un sabio maestro confió
un día a sus discípulos esta verdad.
De joven yo era
un revolucionario y mi oración
consistía en decir a Dios:
“Señor, dame fuerzas
para cambiar el mundo”.
A medida que fui haciéndome adulto
me di cuenta que había gastado
media vida sin haber logrado
cambiar a una sola alma.
Entonces transformé mi plegaria y comencé a decirle al Señor: “Oh Dios, dame
la gracia de cambiar al menos mi propio país”. Pero con el tiempo vi que eso
también era un sueño y por eso cambié
mi oración por esta otra: “Señor, quiero
cambiar solo a mis seres queridos y a mis
amigos; con eso me doy por satisfecho”.
Ahora que soy un anciano y ten-
go los días contados he comprendido
mi torpeza. Hoy en día mi única ora-
ción es la siguiente: “Señor, sé que
soy yo quien debe cambiar; ayúda-
me a lograrlo y así podrán cambiar
el mundo, mi país y mis seres queridos”.
Y el maestro concluyó diciendo: “Ojalá hu-
Querida, vivimos en una época
de transición, dijo Adán mientras
acompañaba a Eva fuera del paraíso.
William Inge
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