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ron que con un mejoramiento de los métodos,
las muertes disminuían y así sucedió en el año
1855 y los siguientes. Ella misma se enfermó en
la guerra al parecer de brucelosis. Su estupenda
labor fue reconocida y alabada. Se convirtió en
una heroína nacional y le dedicaron canciones
y poemas.
Fue nombrada como miembro de la Real Socie-
dad de Estadística en 1858. En 1859 publicó un pe-
queño libro llamado Notas sobre enfermería. Fue muy
popular, en 1860 abrió una escuela para formar enfermeras. Florence creó una
nueva imagen de la enfermera que comenzó a ser vista como una profesión seria.
En 1867 se interesó seriamente en la higiene rural y la muerte de los niños. En
1872 el fundador de la Cruz Roja, Henri Dunant, reconoció que su trabajo estaba
influenciado por la labor y las ideas de Nightingale.
En 1896 Florence quedó confinada a la cama permanentemente. En 1907 el rey
Eduardo VII le dio la Orden del Mérito. Primera vez que esta Orden se le conce-
día a una mujer. Los últimos ocho años de su vida necesitó de una enfermera y
secretaria.
Su misión no fue comprendida ni por su misma familia. Florence creció en
medio de una sociedad de lujos, siervos, ópera y realeza. Pero sintió un llama-
do interior al servicio de los sufrientes: era una época en la que los hospitales
provocaban náuseas y muchas enfermeras eran personas sin formación, incluso
prostitutas o alcohólicas.
Pero ella se entregó a su misión con amor a la edad de 30 años. Vivió 90 años
dedicados a que muchos pasaran de la sombra a la luz. Fue una heroína y una
líder en una sociedad en la que las mujeres vivían sojuzgadas y relegadas al hogar
o anestesiadas en una vida superficial.
Aceptar que nunca estás vencido, esa es la victoria.
Florence Nightingale
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EL LÍDER