Page 87 - 3 Metas y logros
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“¿Qué es la riqueza? Nada, si no se gasta; nada, si se malgasta”. André Breton
ambicionado abandonar las cavernas,
jamás habrían aparecido el trabajo,
las herramientas y el dominio de la
naturaleza. Si la ambición no nos hu-
biera conducido a experimentar con
la mecánica, la química, la termodi-
námica, etc., seguiríamos movién-
donos en carretas y alumbrándonos
con la luz de una vela. Una ambición
sana es inherente a cada uno de no-
sotros y no solo no debe ser conde-
nada, sino que, por el contrario, de-
beríamos valernos de ella para vivir y
ser cada día mejores.
El mérito de la riqueza
Construir una fortuna rara vez es
un hecho casual. Por el contrario,
requiere poner en práctica la mayo-
ría de los valores y cualidades que
hemos venido señalando como po-
sitivos a lo largo de toda esta obra:
perseverancia, voluntad, atención,
esfuerzo, disciplina, creatividad,
capacidad para interactuar eficien-
temente con los demás y mucha
humildad. Donald Trump decía:
“Aquel que cree que sabe todo está
cerrándose puertas”.
Y respecto del esfuerzo y la cons-
tancia apuntaba: “Nunca me ha gus-
tado que la gente diga cosas como
‘Fulanito ha llegado a lo más alto…’
Llegar a la cima implica que es hora
de iniciar un nuevo proyecto”.
Por otra parte, la mayoría de quie-
nes han alcanzado si no fortunas,
al menos un par de millones en el
banco, casi nunca lo han hecho de
la noche a la mañana ni providen-
cialmente. Aprender del fracaso más
que del éxito, persistir en un obje-
tivo más allá de las contrariedades,
creer profundamente en uno mis-
mo y lograr una gran autodisciplina
son solo algunas de las virtudes que
quienes se destacan por sus logros
comparten. Otra de ellas es apren-
der de los demás.
Riqueza: la medida del trabajo
Hombres necios…
Cuenta Julia Suárez: “El rapero M.C.
Hammer ganó 30 millones de dólares
con tan solo un disco… Cuando llegó a
la cúspide contaba con una mansión de
12 millones de dólares, 17 automóviles
de lujo y 250 empleados. En 1996, des-
pués de una serie de episodios lamen-
tables, se declaró en bancarrota: debía
13.7 millones de dólares”.
“Easy come, easy go“, dicen los ingle-
ses. Pero lo bien administrado no parte
tan fácil.
En ese sentido, consignemos
otros pequeños consejos del presi-
dente Trump:
– Conviértase en su propio conse-
jero financiero. No habrá otro mejor
que usted.
– Invierta de forma sencilla, aten-
diendo a su sentido común.
– Enséñele a sus hijos el valor del
dinero.
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