Page 69 - 3 Metas y logros
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“El azar es orden en el tiempo”. Guillermo Pérez Villalta
ruta que nos conduzca sin desvíos
hacia el objetivo de cada día.
Otra área en la que el orden tie-
ne un papel preponderante es la del
corazón. Jerarquizar nuestras priori-
dades afectivas significa asignarles
porciones. Si los hijos son para noso-
tros más importantes que el traba-
jo, por ejemplo, pero este último se
queda con buena parte de las horas
de nuestro tiempo que deberían co-
rresponderles, habremos cambiado
el orden de prioridades afectivas, tal
vez sin que fuera nuestro propósito.
La falta de orden atentará contra la
armonía familiar y las consecuencias
pueden ser muy dolorosas.
Tampoco en la esfera de la vida
civil, como ciudadanos, los efectos
benéficos del orden están ausentes.
Cumplir con las leyes y las reglas de
convivencia no será para la perso-
na ordenada una carga en absolu-
to. En principio porque el orden se
conserva respetando reglas y leyes
internas que uno se ha fijado; así,
cumplir con los marcos legales es
sumamente simple.
Segundo, porque al evaluar cuá-
les son las consecuencias que pue-
den acarrearnos los incumplimien-
tos, quedará perfectamente claro
que son nuestras metas propias las
que están comprometidas.
Si se observan con detenimien-
to las conductas humanas, es fácil
percibir que la verdadera contra-
cara del orden es la permisividad.
Levantarnos temprano por la ma-
ñana para ir al trabajo, acomodar
la ropa que usamos cada día en el
lugar que le corresponde, hacer la
tarea para la escuela, etc., piden
de nosotros dedicación y disciplina.
Exigen que no nos concedamos el
permiso de postergar o no cumplir
con nuestras obligaciones. Ser per-
misivos con nosotros mismos es un
claro rasgo de debilidad de carácter
y de baja autoestima. Es una for-
ma de sabotearnos y de hacer que
cualquier meta que nos pongamos
se vuelva inalcanzable. La permisi-
vidad es, también, el reverso de la
responsabilidad.
Mirar arriba y adentro
Desde el principio de los tiempos, los
hombres hemos tratado de encontrar-
le un orden al universo del que somos
parte. Astrónomos, físicos, matemáticos
y hasta filósofos desplegaron teorías en
busca de un cierto ordenamiento lógico
que explique por qué y cómo estamos
aquí. Hasta la teoría del Big Bang tiene
su propio orden interno. ¿Y nosotros?
El orden, como consignamos an-
tes, es un hábito que debe ser ad-
quirido con cierto esfuerzo. Sin em-
bargo, su incorporación será tan
gratificante que se nos volverá im-
posible prescindir de él.
Ponga orden y salga a ganar
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