Page 91 - 2 Pensar en positivo
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“Nunca hay viento favorable para el que no sabe hacia dónde va”. Séneca
de sus mejores amigos, un matemá-
tico brillante con vastos conocimien-
tos de electrónica, para que lo ayu-
dase a desarrollar una computadora
personal.
Su amigo, que trabajaba para
Hewlett-Packard, debió pedir auto-
rización a la empresa a fin de em-
barcarse en el desarrollo del nuevo
producto. La obtuvo porque los di-
rectivos de la firma creyeron que a
nadie le interesaría tener su propia
computadora.
Steven Paul Jobs contaba con tan
solo 20 años y, en el garaje de su
casa y con su amigo Steve Wozniak
como socio, fundó Apple. Diez años
más tarde, la empresa de la manza-
nita ya tenía 4,000 empleados. Na-
cía el año 1982 y el increíble Jobs
era el millonario más joven de los
Estados Unidos; tenía 27 años.
Cuando Jobs comenzó a desa-
rrollar el entorno gráfico al que lla-
maría Macintosh, el mundo entero
comprobó para qué le había servido
la caligrafía al impetuoso Steven.
Fue precisamente en aquellos me-
ses de desarrollo de Mac, en que Bill
Gates y Steven Jobs se vieron la cara
por primera vez. Muy pronto Gates
comprendió lo determinante que
habría de ser el producto que dise-
ñaba Jobs. Marchó hasta sus ofici-
nas, se sentó frente a él y le propuso
una alianza entre Apple y Microsoft.
Se dieron la mano y, desde enton-
ces, ya nunca más se volvió a diseñar
sobre un tablero, con lápiz y papel.
Pero hay más casos.
En una granja de la áspera Detroit
de 1873, un niño de diez años lla-
mado Henry Ford observó por pri-
mera vez una máquina de vapor. Su
futuro era trabajar en la granja jun-
to a su padre, pero esa mañana de
verano el pequeño sintió que aquel
proyecto familiar jamás llegaría a
concretarse: la ingeniería le revolu-
cionaba la sangre. Para poder des-
plazarla de un lado a otro, el ope-
rador de aquella máquina de vapor
que cumplía tareas agrícolas la había
montado sobre unas ruedas unidas
por una cadena.
Si esa imagen fue para el peque-
ño granjero la primera representa-
ción del automóvil que Karl Benz
inventaría trece años después en
Alemania, es imposible saberlo; es
seguro, en cambio, que desde ese
día Henry se obsesionó con los mo-
tores y el movimiento autónomo de
las máquinas.
Sin dinero y casi sin estudios, Ford
se marchó de la granja seis años más
tarde. Fue aprendiz de maquinista
primero y mecánico de las máquinas
de vapor de la Westinghouse des-
pués. Henry llegó a convertirse en
ingeniero jefe de la Edison a la edad
de 30 años, y entonces sí dispuso del
dinero y el tiempo suficientes para
abocarse a sus propios inventos.
Quería fabricar un cuadriciclo impul-
sado por un motor de gasolina.
Historias de gente que sí pudo
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