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“Los años arrugan la piel, pero renunciar al entusiasmo arruga el alma”. Albert Schweitzer
Para los griegos, entusiasmo sig-
nificaba “tener a un dios dentro de
uno”, por lo que, de alguna mane-
ra, para ellos el entusiasta poseía
la fuerza y la capacidad de actuar
reservadas exclusivamente a las
deidades. Entusiasmo es confianza
en uno mismo y es acción transfor-
madora. El optimista cree que algo
bueno ocurrirá, el entusiasta se lan-
za a construirlo. Impulso vital y edi-
ficante, el entusiasmo genera acción
y movimiento en pos de una meta.
Es una cualidad afectiva de los seres
humanos, y responsable directa de
muchas de las más grandes obras
de la especie humana.
Uno y dos...
Imagine un motor de dos velocida-
des; la primera vence la inercia, la
quietud; pero la segunda marcha,
acorta la distancia hasta el destino
final.
¿Sabe cómo sostener su impulso?
El mundo moderno, en el que pa-
rece que todo debe ser instantáneo
y producir gratificación inmediata,
no incluye entre sus principales pre-
ceptos uno de los más importantes
rasgos de carácter, como es la perse-
verancia. Por ello, la frustración suele
aparecer a la vuelta de la esquina.
Enrique Rojas, en su completo tra-
bajo sobre la voluntad, hace una ex-
celente referencia a la perseverancia:
“Habiendo tomado una determina-
ción concreta, la constancia conduce
a no interrumpir nada ni darse por
vencido, a pesar de las dificultades
que surjan, ya sean internas, externas
o por descenso de la motivación ini-
cial. Así se identifica al hombre fuerte:
con base en el tesón y la firmeza, que
deben ser aprendidos desde que so-
mos pequeños. Todo hábito requiere
un aprendizaje, sobre todo cuando,
de entrada, es costoso y pensamos
que se trata de una tarea ardua a pri-
mera vista; por lo que tener ejemplos
cercanos de personas constantes es
el mejor impulsor para continuar en
lo aprendido”.
El hombre sabio
La perseverancia es, entre otras cosas,
comprender de antemano que aun el
esfuerzo puede, en ciertas circunstan-
cias, no dar los resultados esperados.
Reiniciar la tarea asimilando y corrigien-
do errores es la actitud del hombre per-
severante pero, antes que nada, es la
conducta del hombre sabio.
Así, entonces, cuando la fogosi-
dad del entusiasmo creador se com-
bina con la perseverancia, el resulta-
do no puede ser mejor. El hombre
reúne impulso y fuerza activa con
firmeza, decisión y continuidad en
el tiempo.
Existen ejemplos bastante elo-
cuentes respecto de los enormes
Entusiasmo y perseverancia
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