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“No existe ningún punto de partida si no se sabe bien adónde ir”. Sigmund Freud
Capítulo 2
incomodidades y desazones que se
nos habrán de atravesar en el sen-
dero, somos capaces de continuar
en él. Derrotar las adversidades nos
dará confianza en nosotros mismos.
La confianza generará estabilidad
emocional y seguridad respecto
del camino que estamos recorrien-
do y del triunfo que habremos de
alcanzar.
El ansia es un motor que arras-
tra la suma de cualidades que, sin
ese empujón hacia adelante, difícil-
mente podrían ponerse en acción. El
ansia de triunfo es como la primera
marcha en un automóvil. Una vez
que ha superado la inercia, vendrán
la segunda, tercera y así hasta la
quinta, donde la velocidad será con-
secuencia de la energía ya invertida.
La mayoría de los seres huma-
nos desea triunfar en lo que se pro-
pone o ambiciona, pero la posibi-
lidad de concretar lo que se ansía
depende directamente de cuánto
se trabaje para lograrlo. Digamos,
entonces, que existen ansias pasi-
vas y ansias activas. Las primeras
corresponden a las personas que se
sientan a aguardar que el triunfo
llegue, por el solo hecho de que —
suponen— tienen las capacidades
necesarias para lograrlo. Pero, como
ha quedado dicho, tener aptitudes
naturales para tal o cual profesión o
vocación no garantiza en modo algu-
no el éxito.
Las ansias activas, en cambio, son
las que ponen en funcionamiento
todo el esfuerzo y el trabajo necesa-
rio para alcanzar la meta. “Solo hay
un principio motriz: el deseo”, dijo
Aristóteles, pensando, claro está, en
el deseo activo.
Querer, saber, poder
Las claves para alcanzar un objetivo
determinado son, según Le Boterf,
querer actuar, saber actuar y poder
actuar. Querer actuar significa, pre-
cisamente, tener las ansias de alcan-
zar una meta determinada. Pero esas
ansias deberán ir acompañadas por
el saber actuar, es decir, ir eligiendo
los caminos apropiados que conduz-
can al sitio al que se pretende llegar.
Dadas las dos primeras premisas, el
tercer eslabón de la cadena es poder
actuar, o sea, contar con las capacida-
des necesarias, aunque sea de modo
potencial, para lograr lo anhelado.
Cualquier camino será intransitable si
somos incapaces de valorar correcta-
mente qué podemos y qué no pode-
mos hacer. El autoconocimiento es el
seguro de que nuestras ansias no nos
lleven a la frustración.
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