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“La inteligencia es la función que adapta los medios a los fines”. N. Hartmann
de las funciones y características del
cerebro.
Así, cuando en 1983 apareció Las
estructuras de la mente, la obra del
psicólogo norteamericano Howard
Gardner, la antigua idea de que la
inteligencia era solo un instrumen-
to para “pensar” produjo un primer
gran giro.
Gardner postulaba la existencia de
inteligencias múltiples, que abarcan
desde la función lógico-matemática
hasta los modos en que las personas
se relacionan unas con las otras: la
empatía; es decir, el libre juego de
las emociones como un elemento
determinante a la hora de analizar
la conducta humana.
Si bien ya se habían hecho apro-
ximaciones previas, Gardner expo-
nía definitivamente el concepto
“duro” de que la mente (y la inteli-
gencia) entra en acción solo cuando
repensamos en términos lógicos.
Un mundo más rico
Aquel profesor de la Universidad de
Harvard agregó que ciertas habilida-
des personales que tenemos los hu-
manos son, también, consecuencia
del mayor o menor desarrollo de las
inteligencias que se ocupan, preci-
samente, de esas habilidades. Bailar,
cantar, escribir poemas y novelas,
pintar cuadros, esculpir estatuas o
ponerse en la piel de un personaje
sobre el escenario teatral constitu-
yen expresiones desarrolladas de in-
teligencias específicas (inteligencia
espacial, musical, corporal, etc.).
Gardner fue más lejos aún y, po-
sando el pie en un terreno resbala-
dizo, afirmó que somos dueños de
una inteligencia intrapersonal, que
funciona con total independencia de
acciones concretas, y es aquella que
establece el vínculo o la relación que
tenemos con nosotros mismos; algo
así como una suerte de inteligencia
“interior” que edificamos a partir de
las emociones, por supuesto, pero
fundamentalmente desde el menor
o mayor desarrollo de toda la paleta
de cualidades que hemos tratado en
esta obra: voluntad, atención, per-
severancia, disciplina, creatividad,
etc.
InteligenCIa de artista
Dijo el cineasta español Luis Buñuel:
“La ciencia no me interesa; ignora el
sueño, el azar, la risa, el sentimiento y
la contradicción, cosas que me son pre-
ciosas”.
Si al amor por la ciencia le sumamos
todo eso, decimos nosotros, la ecuación
será perfecta.
Ni siquiera el vínculo que los seres
humanos establecemos con la na-
turaleza quedó fuera del conjunto
de múltiples inteligencias formulado
por Gardner. Inteligencia naturalista,
La inteligencia no es solo pensar
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