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“Lo bueno de ser optimista es que, cuando las cosas no salen bien, uno está seguro de que
mejorarán”. Hughes
Capítulo 5
Darle dimensión real a la visión
Para que esa meta genere una fuer-
za interna que nos lleve a su reali-
zación, debemos no solo enunciarla
claramente en palabras, sino acom-
pañarla de un ejercicio de imagina-
ción; pensar en cómo nos veríamos
una vez logrado el objetivo. ¿Qué
haremos el día en que el directorio
nos felicite por el logro?
Afirmar los pies sobre la tierra
Buena parte del éxito y del logro de
metas es fijarse visiones que tomen
en cuenta la realidad de la organi-
zación en la que estamos, nuestros
tiempos y los de los demás. Una vi-
sión muy motivadora puede diluirse
si la encaramos en un momento en
el que la empresa está abocada a no
sucumbir ante una crisis económica
internacional.
Lo anterior podría parecer un tan-
to abstracto a aquellas personas que
hacen gala de la practicidad en su
vida cotidiana. Sin embargo, nada
más práctico y generador de éxitos
que una visión personal clara que re-
conoce sus condicionamientos.
Sacar el demonio
interior
Si usted quiere provocar (y provocar-
se) el deseo ganador, alimentar ese
ímpetu devorador que no se sacia
hasta lograr la meta final, sepa que
la visión clara de los objetivos tiene
incontables virtudes:
– Una visión clara y definida nos
brinda una dirección hacia la cual di-
rigirnos, y nos evita estar siempre a
merced de la voluntad de los demás.
– Produce concentración en la tarea
cotidiana. Nos obliga a fijar pasos y
metas parciales hasta llegar a la con-
creción de la meta final.
– Nos coloca en una actitud proacti-
va. Nos ubica inmediatamente en un
rol protagónico en la organización.
Ya no dependeremos solamente de
los sueños y ambiciones de los otros,
sino que será nuestra visión la que
impulse nuestras acciones cada día.
– Templa nuestro carácter y pacien-
cia respecto de los actos de los de-
más. En la medida en que se consi-
deren parte de su “bando”, todos
podrán desarrollar entre sí la cama-
radería y el sentido del humor.
El deseo ganador se motiva día a
día, crece con el trabajo en equipo
coordinado tras una visión compar-
tida y germina cuando el proyecto
toma vida y todos pueden decir:
“¡Misión cumplida!”
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