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“El más rico de todos los hombres es el ahorrativo; el más pobre, al avaro”. Chamfort
“Estudiando a la gente que se enri-
queció, encontramos que ellos son
de una clase media desde todo pun-
to de vista, y no tienen ningún ta-
lento o capacidad mayor que otros
hombres. Es evidente que ellos no
se enriquecieron porque poseen ta-
lentos y capacidades que otros hom-
bres no tienen, sino porque hicieron
las cosas de un cierto modo”.
Derribando mitos
No nos dedicaremos en este capí-
tulo a repasar las técnicas que han
desarrollado ya varios autores para
alcanzar fortunas, pero sí a revisar
determinadas creencias que en al-
gún momento de nuestras vidas pu-
dieron habernos inculcado.
Ser rico sin culpa
No es verdad que la riqueza se
obtiene siempre en desmedro. La
realidad despliega gran cantidad
de ejemplos de gente que alcanzó
una gran fortuna por mérito pura
y exclusivamente propio. Bill Gates
o Donald Trump, quien se conver-
tiría en presidente de los Estados
Unidos, llegaron a integrar la lista
de multimillonarios en virtud del
tesón, la creatividad y una enorme
voluntad puestos al servicio de sus
objetivos.
La mayoría de los seres vivos de
este planeta desean llevar adelan-
te una vida cómoda y placentera, lo
que casi indefectiblemente se logra
con dinero. Vivir solo del alimento
espiritual puede ser gratificante para
los ascetas o para los monjes, pero
difícilmente lo será para la persona
común y corriente. Los maravillosos
progresos que ha logrado la ciencia,
en especial en el último siglo, nos per-
miten alcanzar niveles de confort que
han hecho infinitamente más agra-
dable la vida de los hombres. Pero
ese bienestar solo se conquista con
dinero. La riqueza, entonces, es un
instrumento, un pasaporte hacia una
vida mucho más plena y saludable.
Riqueza: la medida del trabajo
Cuestión de plazos
El escritor Adam-Khoo ha dado una
particular definición de riqueza y logró
probarla con ejemplos: “La riqueza de
una persona es definida actualmente
por cuán largo es el periodo en el que
él o ella puede sostener su estilo de vida
si deja de trabajar… Cuanto más largo
sea ese periodo, más rico es usted ac-
tualmente”. Si no se torna obsesivo, es
un buen termómetro a observar.
El poder de la sana ambición
Otra creencia errónea que han ins-
talado ciertos ideólogos políticos es
que la ambición de las personas es
condenable. Nada más lejos de la ver-
dad. La ambición del hombre ha sido
uno de los principales motores de la
evolución humana. Si no hubiéramos
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