Page 56 - TOMO1
P. 56

Capítulo 6
La constancia es uno de los capitales más
preciados de los que dispone un hombre para
lograr éxitos en la vida. Administrarlo con
inteligencia es la forma más sabia de evitar
que ese capital sea dilapidado.
Ya hemos hablado de la per-
severancia, y de lo determi-
nante que dicho rasgo del
carácter puede ser a la hora de ca-
minar tras una meta. La perseveran-
cia o la constancia, para utilizar un
sinónimo más afín al lenguaje co-
mún, no es una cualidad que llega
del cielo o que está en los genes.
Un niño que se muestra constan-
te en la búsqueda de sus objetivos
—aprender las tablas de multiplicar,
entrenar para poder participar en el
equipo de fútbol de su escuela, la-
varse muy bien los dientes al menos
dos veces por día, etc.— no ha llega-
do a adquirir esa fortaleza de carác-
ter por obra de la providencia, ni ha
nacido con el don de la constancia.
Ese niño que admiramos ha apren-
dido el valor de dicha cualidad y ha
sido educado en ella, en este caso
por sus padres y sus maestros. Si un
pequeño no es ayudado a compren-
52




































































   54   55   56   57   58