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“La naturaleza está siempre en acción y maldice toda negligencia”. Goethe
casi toda Europa, que era lo que él
pretendía.
Su condición de militar y aboga-
do le permitió viajar, estudiar y ga-
nar dinero sin necesidad de poner
en práctica sus conocimientos de
combate. Descartes tenía armada
la plataforma que necesitaba para
dedicarse profundamente a las ma-
temáticas sin tener que padecer
privaciones ni apuros y, al mismo
tiempo, recorrer el continente y co-
nocer a los grandes científicos de
su tiempo con el objeto de apren-
der de ellos.
Tenía determinación y conocía
con seguridad los logros que pre-
tendía alcanzar, sentía respeto por
ellos y contaba con la fuerza nece-
saria para emprender las acciones
que hicieran falta.
Saltando charcos
El ímpetu que una persona ponga
en pos de la conquista de un logro
podría compararse fácilmente con
la actitud del sujeto que debe saltar
un charco o una zanja. Si el impulso
que toma es grande, seguro cruza-
rá el obstáculo sin problemas; si es
pequeño, tendrá altas posibilidades
de caer al agua. La envergadura del
ímpetu para la empresa que se ha
de abordar depende fundamental-
mente de tres factores:
1. La seguridad que se tenga de que
la meta elegida y la deseada sean
una misma.
2. La confianza que se ponga en las
propias fuerzas para alcanzar dicho
logro.
3. La determinación de que el
esfuerzo debe comenzar aquí y
ahora.
Volviendo al ejemplo del charco,
si la persona en cuestión no sabe
muy bien si desea saltarlo o no, si
duda de la capacidad de sus muslos
para impulsarlo hacia delante, o si se
demora en cavilaciones respecto de
hacerlo en ese momento o aguardar
a que alguna circunstancia llegue en
su auxilio y le evite el esfuerzo, casi
con seguridad acabará en el lodo.
También es verdad que algunas
veces el ímpetu está determinado
por factores, digamos, negativos,
que se procura dejar atrás.
Seamos más claros. Todas las
emociones producen impulsos que
llevan a la acción, sea por una reac-
ción refleja o consciente. Dice el psi-
quiatra Daniel Goleman: “La distinta
impronta biológica propia de cada
emoción evidencia que cada una de
ellas desempeña un papel único en
nuestro repertorio emocional… La
aparición de nuevos métodos para
profundizar en el estudio del cuerpo
y del cerebro confirma cada vez con
más detalle la forma en que cada
emoción predispone al cuerpo a un
tipo diferente de respuesta”.
Esto significa que de tanto en tan-
to una persona, al hallarse angus-
tiada por un modo de vida o por la
El ímpetu en pos del logro
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