Page 13 - LUGARES FANTASTICOS
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El efecto fue inmediato: la bebida la encogió. Alicia quiso
aprovechar este suceso para abrir una pequeña puerta que
conducía a un hermoso jardín —según se veía por la ventana—,
pero estaba cerrada y la llave que la abría estaba sobre una mesa
que la niña no podía alcanzar, debido a su nueva estatura. Pensó,
entonces, en recuperar su tamaño original comiendo un trozo de
pastel que encontró con el letrero: “Cómeme”.
El pastel la hizo crecer como esperaba.
—¡Qué bien!, ahora sí podré tener la
llave —dijo.
Gracias a su nueva estatura
tomó la llave, pero al no
parar de crecer chocó
contra el techo de la
habitación. Asustada,
Alicia comenzó a llorar,
formando un enorme
charco de lágrimas a
sus pies.
En ese momento, el
Conejo Blanco pasó
muy apresurado y
dejó caer un abanico
que Alicia levantó
para refrescarse.
El abanico resultó ser mágico, pues consiguió que ella comenzara
a hacerse pequeña de nuevo. Cuanto más disminuía su tamaño
Alicia observó que el charco de lágrimas se hacía más y más grande,
hasta formar un gran lago en el que debía nadar para no ahogarse.
A su lado, pasó nadando un ratón.
—¡Ratoncito, ayúdame a cruzar este lago! —suplicó Alicia con
desesperación.
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