Page 190 - Ciclo 2
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LECTURAS
Los dioses furiosos por la desobediencia de la pareja, decidie-
ron un castigo. La princesa enfermó repentinamente, fueron en
vano los esfuerzos de Izcozauhqui por aliviarla. La mujer supo
que esa era la sanción de los dioses, Tonatiuh se lo hizo saber con
sus abrasadores rayos. A ella no le permitirían vivir. Separándolos
con su muerte, para siempre. Se lo dijo al príncipe, le pidió que la
llevara a una montaña alta con el fin de estar junto a las nubes,
para cuando él regresara con su padre pudiera verla más cerca
desde el cielo. Fueron sus últimas palabras, después se quedó
quieta y blanca como la nieve.
El príncipe con su preciosa carga a cuestas caminó días y noches
hasta llegar a la cima de la montaña. Encendió una antorcha cer-
ca de ella, la veló como si la princesa durmiera.
Izcozauhqui se quedó junto a ella, sin moverse, hasta morir. Ella
se convirtió en la mujer dormida (Iztaccíhuatl) y él en el cerro que
humea (Popocatépetl).
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