Page 24 - Ciclo 3
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EJERCICIOS
Los tres hermanos, locos de alegría, aceptaron el regalo
del viejo y le prometieron cavar sin descanso. A la mañana siguien-
te, el anciano los llevó hasta el campo y, deseándoles suerte, se mar-
chó. Era un campo bastante grande, la tierra era dura y seca, las malas
hierbas y los cardos lo cubrían todo. No era una tarea fácil. Aunque no
habían trabajado nunca, los herma nos empezaron a cavar con entu-
siasmo. Pero antes, tuvieron que que mar el pasto y arrancar las raíces.
Esta tarea les llevó un mes. En el se gundo mes apenas habían cava-
do un pedacito del campo. A medida que pasaba el tiempo, el her-
mano mayor fue perdiendo el entusiasmo. Tenía calambres en
las manos y los pies destrozados, y el tesoro ya le estaba pa-
reciendo un sueño inalcanzable. Un día tiró la pala y les di-
jo a los otros dos: – ¡Me voy! No hay tesoro en el mundo
que me haga levantar a la madrugada para dedicarme
a un trabajo tan duro, por una recompensa que no
sé si existe. Si alguna vez encuentran un tesoro,
cosa que dudo, renuncio a él. ¡Adiós!
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