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intolerancia se derriban cuando te
ves en el otro y ves al otro en ti. El
otro, aunque haga locuras, también
es un hijo de Dios y está en su pro-
ceso de aprender las lecciones del
amor. Nadie es bueno ni malo, solo
hay unos más avanzados que otros.
7. Recoges lo que siembras.
Es una ley que algunos llaman ley
de Compensación o de la Causa y
el Efecto. Otros la llaman del Kar-
ma. Cada acción tiene su reacción
positiva o negativa. Cada acción
humana tiene un efecto bumerang:
regresa a ti tarde o temprano. Esta
ley la expresó de otro modo San
Francisco de Asís al decir: “Dando,
recibimos”. No puedes dar sin reci-
bir y siempre recibes más de lo que
das porque el universo se rige por
una ley de abundancia.
LA PAZ DEL ALMA
Destierra del alma las emociones tóxicas si de
verdad quieres cosechar buenos frutos. Con el
veneno de la ira, el odio, la envidia o el mie-
do no puedes esperar días radiantes. La clave
está en seguir con el alma las leyes espirituales
que te dan paz y te alejan de duros sobresaltos.
Ahora bien, el sendero no es fácil, porque lo
fácil nos anestesia y nos hace daño. Por el ca-
mino de la comodidad terminas en el precipicio.
A veces crees que no puedes, pero siempre
hay salidas cuando amas y no te aíslas. Según
los místicos, la luz brilla cuando aceptas que se
cumpla no la voluntad de un Dios tirano, sino lo
que tú mismo elegiste en tu plan de vida antes
de venir a la Tierra. A veces, eso puede ir en
contra de lo que materialmente deseas y puede
ser que, para un enfermo, sanar sea volver a
la luz. En otros casos, que haya que cerrar un
ciclo en la vida y abrir otro terminando con una
relación o un trabajo. El hecho es que al final
todo sale.
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