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14Humildad Humildad
La fama y el poder
marean a muchos y los atrapan
en el espacio alucinante del ego
y la arrogancia. Por eso,
me gusta compartir un hermoso
testimonio de humildad y valores
del grandioso compositor checo
Anton Dvorak.
Está en la nota que le escribió al editor alemán Fritz Simrock: “Su última carta me
causó confusión. Usted me trata como si yo fuera algo como un Dios, lo que no
me considero ni me consideraré jamás. He viajado por el mundo, he escuchado
infinitas ovaciones y he recibido varias distinciones. Pese a eso permaneceré siendo
siempre lo que soy en realidad, un simple músico checo”.
Es una preciosa declaración de un compositor eximio, conocido en especial por su
Sinfonía del Nuevo Mundo. Un ser modesto que superó la muerte de tres hijos en
corto tiempo y, aún así, triturado por la pena, nos dejó un Stabat Mater de ensueño.
DELIRIOS DEL EGO
El deseo de ser el más grande puede llevar a personas y grupos a sufrir reveses y gra-
ves problemas. Detrás de esa meta hay pesadillas cuando el móvil nace del orgullo
y en el camino se pisotean los principios. De hecho, hay una enseñanza que vale la
pena recordar en el proceso evolutivo de las especies: los grandes animales suelen ser
frágiles y menos adaptables de lo que aparentan.
Todos sabemos que los dinosaurios se extinguieron al caer un meteorito hace 65
millones de años. Sin embargo, ahí vemos a las hormigas tan campantes, y están en
la Tierra desde hace 100 millones de años. Es mejor crecer en el arte de la humildad
que estrellarse contra el muro de la soberbia o la ambición. No son las apariencias las
que nos hacen grandes, solo la bondad nos eleva y nos permite sobrevivir.
El egoísmo nos mete en los problemas
y el orgullo nos mantiene en ellos.
Anónimo
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