Page 101 - 3 Metas y logros
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“Hace más ruido un árbol que cae que todo un bosque que crece”. Oscar Andrés Rodríguez
orden que se nos ofrecen. Expliqué-
monos mejor.
Niveles de necesidad
Nadie ignora que existen dos tipos de
necesidades diferentes: las básicas o
de primer orden, y las suplementarias
o de segundo orden. Es imposible
prescindir, ya lo vimos, de la comida,
la ropa, el techo, la asistencia médica,
la educación, el pago de impuestos y
ciertos artefactos que permiten coci-
nar, calentarnos en invierno y aliviar
el calor en verano.
En cambio, un reproductor de
música, un enorme televisor, una
cámara fotográfica y una de video,
etc., integran lo que definimos como
bienes de segundo orden, o sea,
aquellos que no habrán de afectar
el normal funcionamiento de una
persona o de una familia aunque se
prescinda de ellos.
Ahora bien, es sabido que el ser
humano avanza permanentemente
para obtener la mayor gratificación
posible, lo cual es muy loable y sano.
Al mismo tiempo, vive inmerso en un
modelo económico productivo que
impulsa al mayor consumo posible.
Este esquema, con determinadas
prevenciones, también es positivo si
se estiman sus objetivos: mayor can-
tidad de puestos de trabajo y mejores
condiciones de vida para la sociedad.
El modo de impulsar ese consumo
es la publicidad, que induce a adqui-
rir tal o cual producto de primero o
segundo orden. Sin embargo, an-
tes que nada, incita simplemente,
a comprar, borrando con frecuencia
las prioridades.
También es un hecho compro-
bado que, frente al aumento de
ingresos, tenemos la tendencia a
satisfacer lo que consideramos "ne-
cesidades postergadas”. Dicho de
otra manera, aquello que deseamos
y no habíamos podido adquirir por
falta de dinero.
Ganar mucho o administrar bien
Por un puñado de dólares
La mala administración del dinero en
una familia indefectiblemente deriva en
problemas más graves, y de más difícil
solución. Aunque parezca absurdo, más
del 40% de los divorcios en el mundo
son provocados por las dificultades eco-
nómicas por las que atraviesa la pareja,
a pesar de que ambos aporten ingresos
razonables.
Pero en la medida en que la ofer-
ta de bienes, en especial los de se-
gundo orden, es casi incalculable,
muy difícilmente habrá un aumen-
to de ingresos capaz de satisfacer
el enorme cúmulo de necesidades
postergadas. Además, cada día apa-
recen nuevos bienes que convocan
nuestra atención y nuestros deseos.
Agreguemos un nuevo factor.
El tiempo es otro bien tan esca-
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