Page 9 - 2 Pensar en positivo
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“Hay que sentir el pensamiento y pensar el sentimiento”. Miguel de Unamuno
por ejemplo, también son cerebra-
les. Y esta no es la única novedad.
Otros descubrimientos de los úl-
timos tiempos permitieron revocar
creencias que se tenían por certezas.
Uno tiene que ver con la producción
de neuronas. Se daba por hecho
que el cerebro era incapaz de pro-
ducir neuronas nuevas; actualmen-
te se sabe que no es así. Al menos,
en el área del hipocampo —una de
las partes en que se divide el cere-
bro humano, y que tiene la función
de la memoria— el cerebro produ-
ce nuevas neuronas, sin importar la
edad de la persona. Dicha produc-
ción depende de la necesidad que el
cerebro tenga de aumentar su “dis-
co duro”, es decir, su retentiva. Se
ha comprobado que aquellos que
utilizan su memoria de modo muy
intenso tienen una conformación
mayor del hipocampo.
Surge aquí la primera reflexión:
si nuestro cerebro es capaz de de-
sarrollar ciertas zonas más allá de su
crecimiento normal, dependiendo
de cuánto le exijamos, entonces di-
cho desarrollo depende de nosotros.
Una segunda reflexión tiene que
ver con el uso que hacemos del mis-
mo. Frederick Tilney, autor de uno de
los mayores trabajos de investigación
del cerebro, dejó establecidas un par
de ideas innovadoras: por un lado,
demostró que este órgano tiene un
periodo de desarrollo que va desde
el nacimiento del individuo hasta que
cumple los cuarenta años, pero que
nunca alcanza sus niveles de desa-
rrollo potenciales; por el otro, Tilney
también probó que, hasta hoy, el
hombre no utiliza más que la quin-
ta parte de la capacidad cerebral que
tiene, porque el cerebro humano está
dotado de una riqueza que excede
por mucho lo que cualquier
individuo, entrenado o
no, puede usar.
Carl Sagan, el
reconocido cien-
tífico nortea-
mericano, ha
dicho que la
capacidad que
tiene el cerebro
para almacenar
información “lle-
naría unos 20 mi-
llones de volúmenes,
como en las mayores bi-
bliotecas del mundo”.
El cerebro, un órgano maravilloso
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