Page 18 - 01menteganadora
P. 18
“El peor de los males que le puede suceder a un hombre es pensar mal de sí mismo”. Goethe
Capítulo 1
La autovaloración no es superfi-
cial. Es profunda porque surge de
una evaluación constante, madura,
equilibrada. Es una planta con raíz y
no una hierba que gasta su energía
en hojas vistosas y voladizas.
Quien está seguro de su valor no
gasta su tiempo en tratar de con-
vencer de este a los demás median-
te discursos o actitudes altisonantes.
Simplemente vive y actúa conforme al
valor que se adjudica, y así se instala
en el mundo.
Quien se autovalora no se vuelve
hacia afuera como un guante. Se
enfoca en sí y, seguro de su valía,
se felicita por sus cualidades, trata
de evitar todo aquello que amenaza
con disminuirlas y se concentra en
sus metas y propósitos.
Imaginemos una fila de hom-
bres donde uno de ellos todo el
tiempo está saltando para so-
bresalir. El ejemplo es burdo,
pero así también es la esencia de
tal actitud. Esa energía que se
utiliza para hacer ver cuánto va-
lemos es el índice de lo poco que
nos valoramos a nosotros mismos,
y será la medida en que nos valoren
también desde afuera.
¿A quién culpar entonces?
Si creemos que debemos probar
algo sin que nadie lo haya puesto en
duda, evidentemente es dudoso que
ese algo exista.
Un ejercicio privado
La autovaloración es una práctica y
una actitud que se ejerce hacia aden-
tro y lejos del ruido. Pero sus efectos
se notan en el mundo y ahí dan sus
frutos.
Alguien puede estimar que valgo
poco y tratar de humillarme. Otro pue-
de entender que adularme le rendirá
algún fruto personal y, en consecuen-
cia, no hará más que encomiar mis
aptitudes. Pero ni uno ni otro podrán
con una justa autovaloración, que no
necesita de la afirmación externa ni se
deprime por quienes opinan distinto
y nos deprecian.
Quien se autovalora:
• No desmaya ante las dificultades
y las convierte en vallas por saltar.
• Sabe desplegar las velas con el buen
viento y remar cuando hace falta.
• Se reconoce fuerte allí donde los de-
más flaquean o dudan de él.
Mírese a sí mismo, valórese, pon-
ga su propio valor de mercado, y
este será aceptado como una verdad
irrefutable.
16