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Introducción
Para los adultos...
Las actuales exigencias que hace la sociedad en la educación han suscitado cambios tanto en la manera de entender
la educación como en la puesta en práctica de estrategias que respondan más efectivamente al contexto en que
se desenvuelven nuestras niñas, niños y jóvenes. Es así como surge la reflexión alrededor de las competencias. Si
se entiende por competencia un conocimiento en acción, entonces recae en el acto educativo la responsabilidad
de brindar herramientas a los educandos, para que los conocimientos adquiridos en su paso por la escuela les sean
útiles y válidos.
Ahora bien, cada contexto específico en el que se desenvuelven los seres humanos requerirá de competencias especí-
ficas para garantizar un desempeño eficiente; es decir, las competencias están determinadas por contextos lingüísti-
cos, sociales, históricos y culturales. Se han definido así tres tipos de competencias: interpretativa, argumentativa y
propositiva. Cada una de ellas supone el manejo de ciertas habilidades para moverse efectivamente dentro del entorno
y responder a las exigencias, cada vez más fuertes, que éste ofrece.
La interpretación implica un dominio de la lectura, basado en la capacidad de establecer una relación interactiva
con el texto. En esta actividad el lector no sólo recuerda su sentido literal, sino que establece relaciones con otras
informaciones, hace inferencias, localiza información implícita y comprende el sentido del texto. Vale aclarar que al
referirse a la lectura, ésta puede hacerse acerca de un texto, pero también a partir de una imagen, una situación, un
mapa, un esquema, una propuesta o un discurso.
Por otra parte, la argumentación implica procesos de sustentación, evaluación y convencimiento, más allá de la sim-
ple exposición de opiniones. Supone la capacidad de soportar y justificar una tesis y darla a conocer a otros con el
ánimo de convencerlos de su conveniencia.
Y las competencias propositivas generan acciones creativas, producción de hipótesis, construcción de alter-na-
tivas, de nuevos mundos, de respuestas a problemas. Ser propositivo es, en consecuencia, ser crítico, proactivo,
atento y dispuesto a reconocer las necesidades del entorno y creativo ante la generación de nuevas maneras de ser
y hacer.
Entonces, padres y maestros tenemos el compromiso de educar desde una nueva perspectiva que permita a nues-
tras niñas, niños y jóvenes adquirir más y mejores herramientas para actuar en el mundo, haciendo uso del conoci-
miento para comprenderlo y transformarlo.
Para los niños...
El mundo, tal y como hoy lo conoces, ha sufrido muchos cambios. Ser niño hace diez, treinta, cincuenta o cien años no
era igual a ser un niño de comienzos del siglo XXI.
Los avances de todo tipo: científico, tecnológico y los cambios sociales, culturales, económicos, etc., han obligado
a la escuela a cambiar su manera de enseñar. Y no se trata solamente de cambios en lo que debes aprender, sino
cambios en cómo puedes y debes hacer uso de todo ese conocimiento.
El mayor reto de tus maestros hoy es hacerte un ciudadano competente... ¿Sabes qué significa esto?
Hoy eres sólo un niño; pero, pasados los años deberás convertirte en ciudadano del mundo; en una persona capaz de
moverse en el mundo de manera eficiente, reconociendo los mensajes que el entorno te ofrece, comprendiendo la
información que llega a ti por diversos medios, relacionando saberes de diferentes áreas, identificando los problemas,
conflictos y necesidades que suceden a tu alrededor y, sobre todo, siendo capaz de usar toda esta información para
proponer alternativas de solución, para generar propuestas creativas que hagan del mundo un lugar mejor.
Esperamos que en esta obra encuentres respuestas a muchas de tus inquietudes y, mejor aún, que ella te invite a apren-
der más, a leer más, que motive tu curiosidad y tu interés por comprender el mundo que te rodea.
El Editor
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