Page 26 - CUADERNO1
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–¡De prisa, de prisa! ¡No hagan ruido
y ayúdenme a traer piedras!
Muy rápido llenaron la bolsa y volvieron a
colocarla al lado del lobo. Al despertar, el feroz
animal levantó la bolsa con dificultad.
–¡Uf, estos cabritos pesan mucho, serán una
excelente cena! –exclamó satisfecho.
Antes de ir a casa a saciar su hambre y disfrutar de su triunfo,
el lobo fue al río a tomar un poco de agua. Pero, debido
al peso de la bolsa, perdió el
equilibrio y cayó al agua, de
donde no volvió a salir. Desde
entonces, la cabra y los cabritos
vivieron felices en el bosque.
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