Page 81 - TOMO1
P. 81
“Las emociones son estados mentales. Debemos manejarlas desde nuestro interior”. Dalai Lama
traten sus semejantes: ira o temor
si es agredido, satisfacción o cariño
cuando es bien considerado o valo-
rado, etc.
Técnicamente existen seis tipos
de emociones esenciales:
– Miedo
– Tristeza
– Alegría
– Aversión
– Enojo
– Sorpresa
Seis tipos de emociones bási-
cas que nos impelen a reaccionar
de una manera determinada, pero
que también funcionan como re-
sortes de adaptación. La sorpresa,
por ejemplo, produce asombro, so-
bresalto, duda; pero también es la
emoción que ayuda a adaptarnos
a situaciones nuevas. El miedo que
nos despierta angustia e inseguri-
dad, perfecciona nuestros mecanis-
mos de protección.
Las emociones, sin embargo,
también necesitan nuestra mente
para provocarnos algunas de las re-
acciones que hemos enumerado. El
cerebro decodifica, interpreta para
decirlo más directamente, y envía
la orden al cuerpo que reacciona de
una u otra manera.
El cerebro, sin embargo, no emi-
te señales lógico-matemáticas en el
caso de las emociones; reacciona en
forma empírica, o sea, conserva re-
cuerdos de situaciones anteriores y
actúa con base en ellas.
Por ejemplo, si alguna vez nos
mordió un perro, el cerebro emitirá
un alerta que se traducirá en miedo,
asumiendo que “todos los perros
muerden”, aunque no sea así.
Como se ve, experiencias histó-
ricas pueden llevarnos a reacciones
que no siempre corresponderán con
lo que nos ocurre en este momento.
Una experiencia amorosa que nos
ha dejado tristeza, dolor o incluso
ira puede hacer que reaccionemos
en la misma dirección ante una ex-
periencia nueva que no necesaria-
Cuerpo y alma
Si imaginamos una fuerte emoción, y
enseguida procuramos abstraer de la
consciencia todas las sensaciones que
de ella tengamos, sus síntomas corpo-
rales, encontraremos que no nos que-
da nada: ninguna materia especial para
constituir la emoción.
mente debería provocar lo mismo
que la anterior.
El término emoción proviene del
latín emotio y onis, y significa “im-
pulso que induce a la acción”. Reac-
cionamos, entonces, en función de
un impulso que nos compele a actuar
de una u otra manera, pero basado
Un corazón abierto
77